sábado, 26 de enero de 2013

JUEGO DE REYES

«Lymond ha vuelto». Corre el año de 1547 y los escoceses luchan por su independencia contra los ingleses, su rey ha muerto tras la desastrosa batalla de Solway Moss, acaecida cinco años antes, su regente es el Conde de Arran y su soberana es una niña. María I, reina de los escoceses, que deberá casarse o con Eduardo VI de Inglaterra, o con el delfín Francisco II de Francia. En medio de este caos un personaje siniestro desembarca en Edimburgo tras cinco años de exilio. Se trata de Francis Crauwford de Lymond, señor de Culter. Un sinvergüenza traidor y vividor de cara angelical, dorados rizos y ojos azules como el aciano.
 Juegos de Reyes es una historia magníficamente trenzada ambientada en esos años en que ingleses y escoceses, casi constantemente en guerra, se dedicaban a invadirse, ya en grandes ejércitos organizados, ya en pequeñas partidas de saqueo. Es la época de los «Border Reivers», los habitantes de la frontera, atrincherados en sus torres y castillos, en constante guerra unos con otros. Los hechos se narran como una sucesión de partidas de ajedrez. En concreto tres partidas en busca de tres personajes y una partida final. En ellas, cada personaje de la historia puede identificarse a una pieza, cada pieza hace sus jugadas, y las introducciones a cada capítulo, sacadas del «Game and Playe of the Chesse» de William Caxton, nos van dando un pequeño adelanto de lo que sucederá. Una delicia para todo aquel que conozca simplemente los rudimentos del juego.

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